«Eso ya existe». Si le has contado a algún amigo o conocido una idea con la que quieres emprender, esa es la respuesta que probablemente habrás obtenido. Si fuera así, muy pocos proyectos saldrían adelante.
Si todo ya existe, ¿para que creamos negocios? La diferencia no está en el «qué» sino en el «cómo».